Te propongo descubrir un nuevo término acuñado a partir de las palabras Inflamacion y Aging (envejecer). Os presento a nuestro enemigo número uno:

¡el Inflammaging!

Todos conocemos la inflamación como reacción del organismo frente a un traumatismo como puede ser un golpe o torcedura; se caracteriza por lo que conocemos como signos de Celso, es decir: calor (la zona afectada está más caliente), rubor (enrojecida), tumor (hinchazón) y dolor. Estos cuatro signos son normales y sanísimos, puesto que muestran que se ha puesto en marcha el proceso de reparación y el área no debe moverse.

El proceso de reparación de todo tipo de heridas incumbe a un montón de sistemas: diligentes células del sistema inmunitario retiran el tejido dañado (autofagia) y forman un escudo defensivo para evitar la infiltración de potenciales enemigos dentro del organismo; aquellas que hayan caído en combate luchando contra los gérmenes que han podido colarse son rápidamente reemplazadas por nuevas defensas (mayoritariamente neutrófilos y macrófagos).

Mientras tanto se ha puesto en marcha una cadena de señales de alerta con objeto de inflamar la zona. Los tejidos aumentan su permeabilidad; la sangre fluye así de forma masiva para taponar la herida al coagular; los vasos sanguíneos dañados son rápidamente reparados mientras las células sanguíneas que han sufrido bajas en la contienda se acumulan en los alrededores de la herida hasta ser drenadas. Podemos verlas cambiar de color: son los conocidos “moretones” en los que la hemoglobina roja se oxida y pasa al cardenal, morado y finalmente al amarillo. Las células epiteliales han comenzado su reemplazo, tanto interna como externamente. Estamos ante una escena de inflamación aguda. ¡Bravo! ¡Menudo show!

Ese exuberante despliegue de organización es fantástico pero debe ser empleado con moderación, ocasionalmente. Mantener la actividad de los sistemas regulatorios (nervioso, endocrino e inmunitario) constantemente en marcha es sumamente perjudicial y desgraciadamente es lo que sucede cuando la inflamación no se reduce a algo circunstancial sino que se mantiene en el tiempo. Es lo que se conoce como Inflammaging.

«Mantener la actividad de los sistemas que regulan la homeostasis constantemente en marcha como sucede cuando se da la inflamación silente o INFLAMMAGING es agotador para nuestro cuerpo»

Hoy sabemos que una gran mayoría de enfermedades degenerativas generalmente asociadas al envejecimiento (resistencia a la insulina, diabetes, obesidad, Alzheimer, Parkinson e incluso osteoporosis) tienen en común una inflamación sistémica de bajo grado, silenciosa pero letal, ya que mantiene el organismo es un continuo estrés inflamatorio y oxidativo, aumentando el nivel de especies reactivas de oxigeno (ROS) al tiempo que acidifica de forma brutal el Ph, es decir el equilibrio ácido‐base de nuestro organismo, lo que a su vez provoca mayor inflamación, creando de esta manera un circulo vicioso.

La buena noticia es que el Inflammaging y muchas de sus consecuencias pueden corregirse – en mayor o menor medida‐ cambiando algunos hábitos relacionados con la manera de comer.

En efecto, seguir una alimentación anti‐inflamatoria es relativamente sencillo, y además puede reforzarse su efecto con la utilización de complementos nutricionales. Las dietas ricas en alimentos de origen vegetal, como la dieta Mediterránea, aportan compuestos bioactivos con capacidad anti‐inflamatoria y anti‐oxidante, lo que conlleva una modulación en las vías de señalización inflamatoria a nivel celular.

Sirve en tu mesa todo tipo de verduras cuyo color verde intenso delate la presencia de magnesio benefactor; come tres o cuatro días a la semana pescado azul rico en omega 3, alternándolo con pollo o pavo eco. Olvídate de la harina blanca y todos sus derivados refinados como pan blanco, pizza, espagueti y utiliza en su lugar granos completos que aporten fibra, tanto soluble como insoluble. Habitúate a tomar a media mañana frutas y bayas repletas de vitaminas, minerales y pigmentos antioxidantes. Bebe al menos 4 tazas al día de té verde y condimenta tus platos con generosas raciones de cúrcuma.

 

Estos son los alimentos pro‐inflamatorios que deberías desterrar de tu cocina o consumir con moderación:

  • Grasas saturadas, es decir ácido araquidónico que hallamos en la carne de buey, ternera, cordero, cerdo, etc.
  • Grasas “trans” tipo margarina. Se trata de aceites vegetales que en la naturaleza hallaríamos en forma líquida al extraerlas, como el aceite de girasol o de maíz, y que han sufrido un proceso de transformación (hidrogenación) para poder ser presentadas con textura compacta para poderse untar, lo que altera su composición y las vuelve perjudiciales.
  • Azúcar y todos los alimentos que lo contengan.
  • Almidón y harinas refinadas.

 

Al mismo tiempo deberías cambiar algunos hábitos como:

  • Over‐Nutrition, es decir, sobre‐alimentación. Comemos mucho más y con mayor frecuencia de lo que realmente necesitamos, debido a que el trabajo el siglo XXI para la gran mayoría de la población, especialmente de las ciudades, apenas requiere gasto energético. Este exceso se está generalizando de forma alarmante y es la raíz de múltiples alteraciones que pueden preceder a enfermedades importantes.
  • Carga glucémica de los alimentos. la comida que nos llevamos a la boca ha sido alterada genéticamente y cada vez contiene más azúcares (y también más gluten), lo que altera el funcionamiento no sólo del páncreas sino del metabolismo en general.
  • Sedentarismo. La falta de movimiento en nuestro estilo de vida impide que nuestro metabolismo desarrolle su función al completo, es decir que pueda quemar la materia prima que ingerimos en forma de comida para generar energía, aumentando en forma exagerada las “reservas energéticas” (en forma de grasa corporal) de las cuales echaban mano nuestros ancestros en momentos de carencia.

Recientes estudios insisten sobre el papel esencial de la actividad física: no hace falta ir al gym, puedes hacer ejercicios compresivos mientras conduces, levantarte y sentarte del sofá veinte veces seguidas, convertir la compra semanal en una experiencia deportiva… todo aquello que haga tensar y relajar rítmicamente nuestros músculos y de manera repetida, sirve.

Somos muy afortunadas al tener acceso a información de vanguardia que nos permite gestionar nuestro Capital de Salud de manera que podamos ir cumpliendo años manteniéndonos bien, que en definitiva es de lo que se trata en el Antiaging Natural que practico.

Ahora conoces a tu peor rival … y tus mejores aliados. ¡Tu decides!

 

Barcelona, 7 de septiembre 2019