Tener una microbiota sana puede salvarte la vida. ¡Pum! Parece muy categórico ¿verdad? Y sin embargo es cierto, al menos en parte. Lo que se está viendo es que el estado de la microbiota, ese increíble ecosistema formado por miles de millones de microorganismos trabajando en armonía, influye de manera determinante en la evolución de las gripes invernales y, por supuesto, en la manera en que podamos responder a una infección por coronavirus como el actual Sars-Cov-2. Pero ¿qué es la microbiota?

Noticias TV3:

«La gravetat de la Covid pot estar relacionada amb l’estat de la microbiota intestinal»

«Així ho suggereix un estudi fet a Hong Kong que mostra la relació entre les espècies de bacteris i els processos inflamatoris»

 

¿Qué es la microbiota?

Llamamos microbiota a lo que antes conocíamos como Flora Intestinal. En mi libro Antiaging Natural, un programa para regenerar el cuerpo y revitalizar la mente, me gustaba evocar la imagen de un “bosque encantado”. Bosque, sí, porque los cilios (filamentos o vellosidades) de la mucosa intestinal se asemejan a plantas y arbustos de mil formas diferentes, y encantado porque lo que allí sucede es realmente magia pura.

Además, para que no falte nada, en nuestro bosque encantado viven gnomos y duendecillos en diferentes poblados. También esa imagen tiene su correspondencia, déjame explicar.

La microbiota es un ecosistema en el que conviven millones de microorganismos:

Bacterias

Virus

Hongos

Levaduras y arqueas

En total una población de mil millones de millones de organismos entre los cuales viven 1.100 especies diferentes. ¿no es increíble? ¡Más “huéspedes” que células tiene nuestro organismo!

Todos esos bichitos juntos pesan alrededor de 1 kilo, así que la próxima vez que se subas a la balanza ¡quítate mentalmente un kilo! El “bosque” en sí tiene una superficie de un campo de futbol. Es decir, si abriéramos los intestinos y desplegáramos incluso las vellosidades tendríamos una superficie de 400 o 500 metros cuadrados.

 

“Los diferentes grupos de microorganismos se reparten el trabajo por especialidades: sintetizan vitaminas, aminoácidos y neurotransmisores; absorben nutrientes, mantienen en buen estado la mucosa intestinal y nos defienden de posibles infecciones”

 

Pero lo realmente alucinante, lo mágico es como se reparten el trabajo entre los diferentes grupos y como se ayudan entre sí. Verás, para entenderlo agrupamos a nuestros duendecillos según la función que realizan. Así tenemos:

 

  • Microbiota mucoprotectora
  • Microbiota inmunomoduladora
  • Microbiota muconutritiva
  • Microbiota neuroactiva
  • Microbiota fermentadora de fibra
  • Microbiota Proteolitica
  • Hongos y levaduras

(leer más sobre grupos funcionales y sus tareas)

 

Todas las tareas de la microorganismos son importantes:

  • si no fueran capaces de digerir y absorber los nutrientes, no tendríamos energía.
  • Si no sintentizaran neurotransmisores caeríamos en depresión.
  • Si no mantuvieran la propia mucosa renovada y engrasada, perderían funcionalidad y no podríamos eliminar toxinas y deshechos

 

La microbiota inmunomoduladora

Pero la que nos interesa más aquí y hoy, es la mucosa inmunomoduladora, ya que nada más y nada menos que el 80% de las células inmunitarias viven en el intestino, donde tiene lugar la producción de una de las armas secretas más potentes del Sistema Inmunitario: las inmunoglobulinas.

Una microbiota sana y bien anclada tapiza completamente el epitelio intestinal, de manera que no hay ninguna posibilidad de que se asienten microorganismos patógenos indeseables. Nuestra microbiota competirá con los intrusos por quedarse con el espacio y con los nutrientes.

Además, nuestra microbiota autóctona segrega sustancias antimicrobianas para defenderse, como ácidos orgánicos y agua oxigenada (peróxido de hidrógeno H2O2). Libera ácido láctico que mantiene el Ph del ecosistema suficientemente bajo como para que sea territorio hostil para los intrusos.

Una tercera estrategia para defender el territorio es adherirse al patógeno extraño dejándolo fuera de combate.

Y no sólo defiende, sino que dado que continuamente está en contacto con sustancias que llegan del exterior, las células inmunes siguen un entrenamiento continuo para aprender a diferenciar enemigos reales (patógenos que pueden causar una infección) de, por ejemplo, un trocito de papel de plata que nos hemos tragado sin querer.

 

¿Para qué te sirve esta información?

He redactado esta información bien documentada para ti primero para que tomes conciencia de que efectivamente, tu tienes el Poder de gestionar tu Capital de Salud, y segundo para que si quieres mejorar tu microbiota y sentirte más segura de ti misma, sepas como hacerlo.

 

¿Cómo mejorar la salud de nuestra microbiota?

A nuestra microbiota le encantan los alimentos fermentados como el yogur, el kéfir (sólo en caso de que digieras muy bien los productos lácteos, ¡atención!) el chucrut, el kudzu, el te Kombucha, el miso, la salsa de soja, la ciruela fermendata Umeboshi, los Pickles, el Tempe, los yogures de soja (no transgénica por favor) … Hay libros de cocina para desarrollar el arte de la fermentación en casa.

Nuestra microbiota necesita fibra que ella puede fermentar, ya que en el proceso obtiene combustibles como el ácido butírico que alimentan las propias células intestinales.

Hallarás fibra en todos los vegetales (no licuados sino con su pulpa) tanto de hoja verde (lechugas, endivias, escarola, acelgas, espinacas, berros, ) como de la familia de las crucíferas: col, coles de Bruselas, kale, broquil, brocoli, col lombarda, coliflor, y en general todas las hortalizas.

Son especialmente interesantes por su riqueza en inulina y fructooligosacáridos la cebolla, el puerro y la achicoria.

Los granos y cereales integrales también tienen una fibra muy interesante, especialmente la avena sin gluten, rica en betaglucanos, una sustancia muy beneficiosa para el sistema inmune.

Realmente con los frutos de la madre naturaleza tal como brotan al sol, tenemos suficiente para mantener nuestro cuerpo poderoso y resistente para hacer frente a cualquier eventualidad.

Por el contrario, la comida procesada, las patatas chips, los ganchitos, y todos esos comestibles que no son realmente comida, intoxican y pueden volver loco al sistema inmunitario si insistimos en inundarlo de basura.

Recuerda, ¡Tú tienes el Poder!