No te pongas hacer dieta, sino planificar una estrategia de alimentación que te permita alcanzar el objetivo de quemar la grasa blanca y convertirla en grasa marrón y músculo. Recuerda, no te propongo una dieta-milagro en plan “operación bikini”. Esto no tiene ningún sentido, desorganizas el cuerpo, no le están dando nuevas señalizaciones de lo que quieres hacer; el metabolismo requiere de un entrenamiento sensato, perseverante.

Las claves son: movimiento y proteína. Desde luego hay que ajustar las ingestas totales, pero si basamos el programa en limitar las calorías, va a haber un efecto rebote.

Vamos a desmontar mitos: 100 grs de pollo no son 100 grs. de proteína. Segundo mito: la proteína sobrecarga el riñón. A no ser que te comas un chuletón de 1 kilo diariamente, no vas a tener problemas de riñón. Tercer mito: la proteína se encuentra en la cúspide de la pirámide nutricional y hay que tomarla solo ocasionalmente. Lo cierto es que los valores de ingesta de proteína recomendados están muy desfasados. Recuerda que después agua y calcio, el elemento más abundante en el organismo es precisamente proteína. La necesitamos para construir músculo, cabello, uñas, pero también para el metabolismo, hormonas, células del Sistema Inmune … Ahí va pues otro mito que cae por los suelos: la proteína no tiene función exclusivamente estructural.

¿Cuánta proteína necesito?

Según la EFSA 0,83 gramos por kilo de peso al día. Las últimas investigaciones estiman que es muy poco, con esa cantidad no podemos generar nuevo tejido, ni los niños podrían crecer, ni los deportistas mantener su actividad, desde luego insuficiente para una mujer embarazada y muy por debajo de las necesidades de las personas mayores, que tienen tendencia a perder masa muscular y con ello fuerza y la actividad metabólica de ese tejido. Actualmente se recomiendan tasas entre 1,3 y 1,8 gramos por kilo de peso, al día.

¿Cuándo tomar proteína?

Dado que estamos revisando estrategias para sustituir el sobrepeso y la obesidad por el “normopeso”, es bueno recordar que después de cada comida, se produce un pico de insulina. Éste variará en función del alimento consumido: una pizza seguida de helado o bien una barbacoa de carne con diferentes verduras. Evidentemente el pico será mayor en el primer caso. Si se hacen 5 comidas al día, haremos picos de insulina 5 veces al día. Es como estar entrenando al páncreas diciéndole: mira, lo que quiero es que siempre haya insulina en sangre. Y no es así, no queremos que siempre haya insulina en sangre porque mientras la haya, aunque sea poca, no se produce la lipólisis, es decir: ¡no quemamos grasa! Así que tomar hidratos de carbono antes de irse a la cama, sin que haya un paseo u otro tipo de ejercicio por medio, no resulta muy apropiado para perder peso. Mejor cenar alimentos con índice glucémico muy bajo, y proteína. La proteína tiene la ventaja de que es muy saciante.
Ahí, los batidos de proteína vegetal sin azúcar, como los de arroz o guisante, pueden ser de gran ayuda.

Otra manera de aprovechar la capacidad anabólica, es decir constructiva, de la proteína, es tomarla justo después de hacer ejercicio. Si hacemos ejercicio sin haber comida nada 3 o 4 horas antes, forzaremos al cuerpo a quemar grasa durante el entrenamiento; éste entrará en fase catabólica, es decir destructiva, descomponiendo la grasa almacenada, que es lo que buscamos. Pero después hemos de parar ese catabolismo rápidamente para que se reparen las microlesiones que se producen durante el entreno y generemos masa muscular, y la mejor manera de hacerlo es tomando proteína inmediatamente después del deporte. Dependiendo de la edad y del tipo de ejercicio, de la condición física y posibilidades de cada uno, se puede optar por un suplemento proteico que lleve un poquito de hidrato de carbono y fibra, en su composición, o zero patatero, zero azúcares y pura proteína.

Suplementos para activar la AMPK

Ahora que te he revelado como activar la AMPK con ayuno y ejercicio, puedo desvelaste también otros trucos que mimetizan el “modo supervivencia” de nuestros ancestros, activando el metabolismo:

Té verde. Bebe té verde, 4 tazas al día. Mejor todavía si es con jengibre. Puedes añadirle una rodajita o hervir el rizoma en el agua con que vas a preparar el te. El té verde tiene cafeína, recuérdalo si eres de los que la cafeína les desvela.

Canela. Tiene capacidad hipoglucemiante (baja el índice glucémico).

Cúrcuma. A las muchas virtudes de la cúrcuma como antiinflamatorio y antioxidante, se le une su poder para estimular el metabolismo gentilmente.

Cordyceps. Es el hongo medicinal de los deportistas por excelencia. Sube la testosterona, hormona anabólica y constructora de músculo. Pueden tomarlo hombres y mujeres, pero no de forma continuada. Tómalo unos meses y luego descansa.

Ginseng. Esta planta adaptógena resucita a un muerto y desde luego activa la AMPK. Como es un gran estimulante, no le sienta bien a todo el mundo. Empieza por dosis bajas, por ejemplo como infusión, y si ves que te tonifica sin excitarte, podrás pasar a tomarlo en forma de complemento.

Te Pu-erh. Es un tipo de te, rojo, muy especial cuyas propiedades se extienden a varios trastornos metabólicos, ya que reduce el colesterol y los triglicéridos además de estimular el metabolismo.

Ajo. El ajo de toda la vida también resulta interesante para estimular el metabolismo.

DHA. El Omega 3 rompe la membrana del adipocito y mejora el metabolismo a largo plazo.

Pero el rey del AMPK es, sin duda:

Esta planta activa mucho, por lo tanto tienes que tener precaución antes de utilizarla. Te recomiendo que comiences con infusiones a ver qué tal la toleras, antes de pasar a suplementos de extracto herbal en capsulas.

PROMOCIÓN AMPK

Ya sabes, ¡si tienes dudas escríbeme! Puedes aprovechar la promoción poniendo las siglas AMPK en “asunto” de tu correo electrónico a victoria.baras.vall@gmail.com y fijaremos día y hora de consulta on-line a precio de Promoción.
Un abrazo
Victoria Baras – T. 653 990 494